Si todos esperaban una confrontación entre los poderes del Estado, en donde el Ejecutivo se enfrentara intensamente con el Parlamento erosionando la figura presidencial, pues la realidad resultó siendo esquiva. La principal fuente de tensión se juega al interior del Gobierno, donde Pedro Castillo, como ningún mandatario en su lugar, no puede ocupar el cargo única y plenamente. Lo ha compartido y, como hemos repetido reiteradamente, ha convertido al Gobierno en uno bicéfalo y en un espacio de disputa por el poder. Nunca tan pocos ocuparon tanto.

Así es como Perú Libre, de ser un partido al borde de la extinción, se ha convertido gracias a la candidatura de Pedro Castillo en una organización que ocupa parte del Estado. Pero ni el candidato ni el partido esperaban ganar la presidencia y, menos, estaban preparados para ello. Ni siquiera lo estaban para llevar adelante su propio programa político que no nos conduciría a Cuba o Venezuela, sino a ninguna parte o, lo que es lo mismo, al caos que ya se revive a diario.

La columna completa de Fernando Tuesta, la puede escuchar en el siguiente podcast:

(El Comercio, martes 5 de octubre del 2021).