George Forsyth, favorito del primer tramo de la campaña electoral para la presidencia de la República, superado solo por la indecisión y el rechazo al elenco de candidatos en el electorado, no tiene nada seguro. Sus fortalezas y debilidades pasan por el tamiz de sus asesores para remontar en las preferencias, después de una caída de meses.
Desde octubre del año pasado hasta enero reciente, Forsyth ha pasado de tener aproximadamente a un 23% de los peruanos que votarían por él a un 13,3%, según las encuestas del Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Esa caída hasta llega a poner en duda su liderazgo: considerando los márgenes de error, de 2.8 puntos (arriba y debajo del resultado), una posibilidad es que se esté disputando el primer lugar de la elección con Verónika Mendoza (su 8.2% en el sondeo puede representar hasta 11% y Forsyth, como mínimo, puede estar en el 10.5%).
En las últimas semanas, el equipo de este candidato ha trazado algunos cambios de timón, en atención a las fortalezas y debilidades que han vislumbrado en los estudios.
A dos meses y 10 días de los comicios, la campaña calienta y se afinan estrategias. Con la pandemia, el reto es distinto.
Fuente: La República